Este sábado he celebrado y compartido mi felicidad con la gente que me rodea. Al principio no tenía muy claro lo que íbamos a hacer, pero poco a poco la noche se fue animando, y mi invitada y yo llegamos a casa a las 5 de la mañana con la risa floja, sin querer irnos a la cama y con muchas ganas de seguir hablando.
Para una vez que me desmeleno (yo que tengo fama de santa), se tiene que enterar todo el mundo de lo que he hecho.
- El marido de mi mejor amiga y sus amigos (que salen una vez al año, y tenía que ser esta)
- El marido de una ex-amiga y sus amigos (que salen 2 veces al año, y tenía que ser esta)
- Mis vecinos del 5º (que entraron en el portal, cuando nosotras afrontábamos la escalera)
- Mi compañera de piso (que sufrió nuestra llegada a casa)
- Mis padres (cuando el domingo llegué a comer a su casa a las 4 de la tarde)
- Mis compañeros de trabajo (por la cara de fantasma que todavía tenía hoy)
Vamos, que una quiere soltarse un día y hacer unas pocas locuras, y tiene que soportar que al día siguiente haya más de 10 personas que se lo recuerden todo, por si tiene "lagunillas" mentales.