LONDRES II

Haciendo la de Mr. Bean

El lunes por la mañana, mientras los demás se iban a ver el campo del Chelsea yo me fui a ver un par de museos.

Media hora antes de encontrarnos, pasé por delante del Royal Opera House. Vi la puerta abierta y entré. Había gente en el hall y me quedé mirando unos vestidos de ópera que había allí. Como nadie me decía nada, me fui un poco más adentro. Vi flechas que indicaban hacía la tienda, la cafetería y alguna otra cosa que no entendía bien. Entré un poco más.

De repente empezaron a sonar las señales de aviso antes de la función (¿a las 2 del mediodía?). La gente empezó a correr y yo, como nadie me decía nada, entré un poco más adentro. Como quien no quiere la cosa.

Subí un tramo de escaleras y allí me vi, en pleno teatro, en frente del escenario y con dos butacas libres a mi lado.

En dos segundos tuve que decidir si quedarme o acudir a mi cita. Lo único que hizo que saliera de allí es que no sabía lo que había entrado a ver y si no me gustaba tendría que aguantar hasta el descanso. Si hubiera sabido si era ballet, de allí no me saca nadie, je!

En fin, saqué un par de fotos relámpago y salí de allí. Los acomodadores se quedaron flipados cuando vieron a una turista con cámara en mano que salía de allí por patas. Una de ellos hasta me acompañó a la puerta de la calle. (No vaya a ser que cambiara de idea y me colara otra vez, je!)